México es un país ubicado en América del Norte con 134 millones de habitantes. Según UNICEF, hay 39.2 millones de niños, niñas y adolescentes en México; Los datos indican que el 65% de los niños y niñas no tienen acceso a libros, lo que afectará su futuro en la escuela. Uno de cada 2 niños y/o niñas está en la pobreza, 2 de cada 10 en la pobreza extrema; A pesar de los avances en educación, más de 4 millones de niños y adolescentes no asisten a la escuela.
El PEPE tiene como objetivo llegar a estos niños, niñas y sus familias con el Reino de Dios, llevándolos a experimentar el amor divino al satisfacer sus necesidades espirituales, físicas y emocionales. Sin embargo, hay muchos desafíos que superar, por ejemplo, problemas emocionales, familias disfuncionales con hogares rotos y abandono por parte de los padres, miembros de la familia en el tráfico de drogas y la falta del amor de Dios, entre otros.
Hace seis años, el PEPE se implementó en el país, pero pasó dos años sin ninguna unidad activa. Hace solo dos años pudimos reactivar el programa abriendo nuevas unidades en asociación con iglesias visionarias que se han preocupado por los niños y niñas, y se comprometen a ayudarlos no solo secularmente sino también emocional y especialmente espiritualmente.
Servimos a 30 niños y niñas en edad preescolar hoy en nuestras unidades. Además, 20 hermanos mayores participan en el programa de refuerzo con un total de 50 niños y niñas.
Hay seis Misioneros Educadores que ofrecen sus vidas como voluntarios para ayudar a los niños y niñas a tener un futuro mejor. Además de desarrollar actividades educativas con niños y niñas inscritos en el PEPE, también ofrecemos clases de regularización para los hermanos de nuestros pepitos y pepitas que asisten a las diferentes escuelas públicas de la comunidad.
En el PEPE de México, es común que los hermanos mayores sean responsables de llevar y acompañar a los hermanos menores, por lo que creamos un proyecto que tiene como objetivo transformar en un momento muy especial el tiempo que estos niños y niñas pasan esperando a sus hermanos menores. A través del refuerzo escolar, la ayuda con las tareas y las clases bíblicas, entre otras actividades, nos hemos comunicado y alcanzado a estos hermanos y hermanas, incluso evitando que se involucren con malas compañías y adicciones durante ese tiempo de espera.
En la unidad «Creciendo en el amor» de la Primera Iglesia Bautista Dios es Amor, en Zacatepec, estado de Morelos, Erick está inscrito. Su primo Dominick asiste a clases de refuerzo. Los dos viven juntos con su abuela, ya que la madre de Dominick fue asesinada y su padre está encarcelado por delincuencia, y los padres de Erick lo dejaron con su abuela desde una edad temprana. Al llegar al PEPE, los dos tenían actitudes difíciles, como llanto constante y enojo. La abuela siempre tenía un semblante triste. Hoy, ambos han progresado significativamente en sus actitudes y procesos educativos, y sobre todo, disfrutan las historias bíblicas y entienden que Dios los escucha cuando oran. La abuela de esos dos pequeños ahora tiene una sonrisa en su rostro y agradece la atención y cuidados hacia sus nietos. La iglesia ha estado realizando actividades con los padres para mejorar las relaciones familiares y llegar a esas familias con el amor de Dios. Tenemos esperanza de llegar a ver a esa familia restaurada para la gloria de Dios y alegría de los niños.
Seguimos fortaleciendo las tres unidades que existen para mostrar a las iglesias la efectividad del programa tanto para fortalecer una iglesia como para expandir el Reino. Planeamos abrir más unidades, con dos ya listas para comenzar sus actividades el próximo agosto en la ciudad de Huatulco, Oaxaca. Ore por el trabajo de adaptar el material pedagógico al currículo nacional y también por la alianza que pretendemos establecer con el Ministerio Raíces para proporcionar una certificación reconocida para el PEPE y el uso de sus libros a un precio más bajo.