«¡Padre celestial, sana a mi papá y mi mamá!» Esa fue la sincera oración que nació del corazón doliente de Mário, uno de nuestros niños del PEPE peruano. Mário no se preocupa tanto cuando él mismo se enferma, porque sabe que recibirá todos los cuidados de sus padres y las medicinas adecuadas para que pueda curarse rápidamente. Pues, mismo con mucha tos, fiebre o dolor de estómago, su madre lo abraza, le da la medicina y lo cuida con tanto cariño, que el dolor pasa muy rápido.
Pero ahora todo ha cambiado, porque son sus padres los que se enfermaron. Ellos fueron infectados con la COVID-19 y debían ser llevados al hospital, ya que respiraban con dificultad. Allí permanecieron muchos días siendo atendidos por médicos en el área de cuidados intensivos, intubados para que pudieran respirar mejor. La preocupación de Mário fue muy grande, pero recibió todo el cuidado y apoyo de la misionera educadora y de toda la iglesia de su PEPE.
Los hermanos se unieron en una cadena de oración por sus padres. Días después, superando todas las posibles barreras naturales, sus padres salieron caminando del hospital y regresaron a casa. Y entonces Dios obró el gran milagro en esa familia, no solo sanando a los padres, sino al mismo tiempo, dándoles la oportunidad de conocieren de Su amor.
«¡Padre celestial, gracias por sanar a mi papá y mi mamá!» Ahora, esa ha sido la oración de Mário, porque nuestro Dios no solo lo escuchó, sino que también lo respondió, llevando bendiciones para toda su familia. ¡En el PEPE, las vidas son transformadas y familias son bendecidas!
Rubén Gonzáles
Coordinación Regional PEPE América del Sur