En marzo, el Programa de Educación Preescolar (PEPE), un programa socioeducativo impulsado por la Junta de Misiones Mundiales en el extranjero, completa 21 años de ministerio llevando esperanza a miles de niños/as, familias y comunidades empobrecidas en todo el mundo.
En el PEPE los niños/as tienen la oportunidad de desarrollar su potencial a través de las actividades de Educación Infantil y, al mismo tiempo, conocer a Jesús. El PEPE ha contribuido para la transformación de vidas y realidades.
El programa PEPE fue creado en Brasil en 1992 por la pareja Pr. Stuart y Georgina Christine, misioneros británicos de la BMS World Mission. Inicialmente, fue implementado en Jardín Olinda, São Paulo, contando con el apoyo de la Asociación Brasileña de Incentivo y Apoyo al Hombre (ABIAH). Pronto, se expandió a otras comunidades, a través de iglesias locales de la capital, del estado y del país.
Además de la expansión nacional, el PEPE también tuvo su expansión internacional. La primera unidad del PEPE Internacional se inició en 2001 en la Segunda Iglesia Bautista de Beira, Mozambique, con la misionera Terezinha Candieiro, beneficiando a 25 niños/as. Después de Mozambique, el PEPE llegó a Paraguay, con la misionera Lídia Klava y el Pr. Carlos Silva; a Perú, con la misionera Lúcia y el pastor Joel Martiniano; y a Chile, con el pastor Silas Gomes. Luego, otros misioneros de la JMM, capacitados en el Programa, implementaron el PEPE en nuevos campos. Para 2022, el PEPE se desarrolla en 31 países, beneficiando a más de 18.000 niños/as.
A lo largo de los años, hemos tenido el privilegio de registrar varios testimonios de niños/as, misioneros-educadores y coordinadores que forman parte de la red del PEPE. Uno de ellos es el de María Hilda, de Mozambique. Se unió a la primera unidad del PEPE Internacional en 2001. Además de aprender muchos contenidos del currículo de Primera Infancia, aprendió a orar. Al llegar a su casa, contó todo lo sucedido en el PEPE y la familia prestó mucha atención a lo que decía y notó los cambios en su vida.
En 2003, María Hilda completó la educación preescolar en el PEPE y en 2004 ingresó a la educación primaria. Según su madre, se convirtió en una niña muy inteligente y estudiosa, ya que nunca reprobó un grado. Asimismo, su madre testifica que el PEPE fue una herramienta importante para la vida de su hija, pues ella se convirtió en el orgullo de la familia: creció, se desarrolló, se graduó en Economía y Administración y actualmente completó su doctorado en esta área.
Alabado sea Dios por el ministerio del PEPE, y por la vida de todos los que se dedican a “instruir a los niños y a las niñas en el camino que deben seguir”.
¡A través del PEPE vivimos la compasión predicando la Palabra, supliendo las necesidades educativas de miles de niños/as y glorificando a Dios!
¡VIVA LA COMPASIÓN!
Terezinha Candieiro
Coordinadora general del PEPE Internacional