El PEPE cumple la misión a través de la educación

La educación de la primera infancia es un tema importante en el mundo actual. El primer objetivo del Foro Mundial de Educación (Dakar, 2000), con la participación de gobiernos de muchos países, en su compromiso de promover la Educación para Todos y Todas, fue “ampliar y mejorar la protección y educación integral de la primera infancia, especialmente para los niños/as más vulnerables y desfavorecidos”.

El Programa de Educación Preescolar (PEPE) está alineado con la meta antes mencionada. A través de este programa, la iglesia local tiene la oportunidad y el privilegio de cooperar con la Misión de Dios en el mundo, actuando como protagonista en la transformación de la vida de los niños/as, supliendo y satisfaciendo esta gran necesidad de los países pobres y en vías de desarrollo.

El PEPE nos abre la visión de unir la fe con acciones prácticas en la comunidad, ampliando nuestra comprensión bíblica, teológica, eclesiológica, misionológica y humana de la importancia de los niños/as en el Reino, en la Iglesia y en la Misión.

¿Qué hace el PEPE?

Desde hace más de dos décadas, el PEPE ofrece educación preescolar, con la integración de la Palabra de Dios, para niños de comunidades pobres en Brasil y en todo en el mundo Todo este trabajo es realizado por las iglesias locales que están asociadas a las instituciones responsables.

En Brasil, el PEPE está bajo la responsabilidad de ABIAH – Asociación Brasileña de Incentivo y Apoyo al Hombre y atiende a más de 3 mil niños/as de 22 estados del país. En el exterior, el PEPE está bajo la responsabilidad de la Junta de Misiones Mundiales que, con un gran equipo de coordinadores y misioneros-educadores, atiende a más de 18.000 niños/as de 31 países (2022).

¡El impacto es grande!

El PEPE facilita la oportunidad de que los niños/as desarrollen las habilidades necesarias para el inicio de su vida escolar. Además, por su preocupación por la formación integral, trabaja considerando todos los ámbitos de la vida del niño/as: familia, amistades, comunidad. Los niños/as conocen el amor de Jesús a través de palabras y acciones y se ven muy impactados en el presente y el futuro.

En alianza con la JMM, las iglesias evangélicas locales se encargan de equipar el espacio con los materiales básicos para el desarrollo del programa. Aunque con pocos recursos económicos, abrazan la visión y eligen al menos a dos de sus miembros para que se capaciten para desarrollar el PEPE en su comunidad. Además, la iglesia elige un equipo de apoyo que visita a las familias para cultivar relaciones, alentar a los padres a participar en el proceso educativo de sus hijos/as y compartir el amor de Jesús. ¡El impacto en la vida de la iglesia también es grande!

La coordinación del PEPE es responsable de elaborar los currículos, brindar cursos de capacitación, materiales pedagógicos para los educadores y coordinadores, monitorear y brindar el apoyo necesario para el desarrollo del Programa, a través de una red de coordinadores.

Conclusión

La Biblia nos invita a mirar a los niños/as con respeto y dignidad, como personas que necesitan del amor de Jesús y, al mismo tiempo, pueden ser canales de ese amor. Desarrollar ministerios con niños/as implica vivir como vivió Jesús y asumir nuestra responsabilidad de acoger, cuidar, educar, proteger a estos/as pequeños/as, para que sean bendecidos/as y desarrollen todo el potencial que Dios les ha dado.

Terezinha Candieiro
Coordinador General del PEPE Internacional

Traducido por: Vládia Maria Silva Soares