Matías Fernández es un niño de tan solo cuatro años y forma parte del PEPE Arca de Noé, en Bolivia. Cuando ingresó al PEPE lloró durante dos semanas, gritó mucho porque no quería quedarse en la unidad. Aun así, cada día lo traían sus abuelos o tíos, que aún no eran cristianos.
Vimos lo difícil que fue este tiempo de adaptación y socialización con sus nuevos/as compañeros/as y con sus “tías”, nuestras queridas Misioneras-Educadoras quienes con mucho esmero, cariño y paciencia fueron conquistando poco a poco la atención del pequeño Matías.
Cada día se notaba un nuevo cambio en su comportamiento y se podía ver cómo iba superando cada etapa de adaptación. Se volvió más tranquilo, pasó menos tiempo llorando y gritando, se acercó más a sus amigos y a las mesas de trabajo, se volvió más atento y comenzó a relacionarse más con el equipo.
Dos semanas después recibimos a dos nuevos niños que estaban un poco tímidos y asustados. Para nuestra sorpresa, Matías se acercó a la Misionera-Educadora y le dijo: Quiero ser amigo de ellos para que no se sientan solos y no lloren.
Dios ha obrado tan claramente en la vida de nuestro pequeño Matías que hoy canta feliz las canciones que aprende en el PEPE y enseña a cantar también a todos en su casa. Le gusta mucho orar y está tan atento a cada paso de la rutina del PEPE que acaba ayudando a su Misionera-Educadora para que no pase por ninguna etapa.
A Matías le gustan tanto sus nuevos amigos que pidió hacer su fiesta de cumpleaños en el PEPE con su Misionera-Educadora y sus amigos quienes trajeron muchos regalos haciendo de este día un hito en su vida.
Matías ahora es un niño feliz porque conocer a Jesús, sentirse amado y protegido ha hecho toda la diferencia en su vida. Sabemos que Matías está llevando Jesús a su casa y creemos por fe que veremos a toda la familia caminando con Dios.
Ore y contribuya por el PEPE.
Kathia Arredondo – Coordinadora PEPE Bolivia
Edición de texto – Carmen Ligia
Traducido por: Nadia Naiara Veras Araújo