El Pueblo Piapoco vive en la Llanos Orientales de Colombia y actualmente tiene una fuerte presencia en la ciudad de Inírida, en la región del Guaviare. Según el censo de 2019, su población estimada en Colombia es de 4.926 personas. Sobreviven con los productos de la agricultura, seguidos de las actividades tradicionales de caza, pesca y cosecha de frutos silvestres. También viven de la venta de artesanías, y las mejores artesanías son llevadas a las ciudades más cercanas para venderlas o cambiarlas por otros productos de necesidades básicas.
Mantienen una cultura patrilineal donde la principal autoridad es el padre de la esposa. La familia es de suma importancia y cada persona juega un papel importante en la sociedad. El idioma que se habla proviene de la familia lingüística Arawak, que se encuentra en peligro de extinción debido al contacto frecuente de los jóvenes con el idioma español.
Entre sus creencias esta que Kuwai formó vida en ese mundo después de derrotar a Kemeine, una anaconda caníbal, a la que envió al espacio y la convirtió en la Vía Láctea. Creen que Kuwai organizó la sociedad humana y le dio a cada pueblo su propio idioma. También creen que hubo un árbol que proporcionó todo el alimento que die origen a la vida en la tierra.
Fue a estas personas que Dios me envió como respuesta a mis oraciones hechas durante muchos años. Con el corazón acelerado, emprendí ese extraordinario viaje a Puerto Inírida, un lugar sin leyes, donde aún hay dominio de la guerrilla. Llegando al aeropuerto me encontré con el pastor Felipe, pastor de la Primera Iglesia Bautista de los Piapocos, quien me llevó por tierra al lugar donde iba a realizar la capacitación, preparando a los líderes de esa comunidad para iniciar un PEPE.
Estaba muy feliz cuando llegué al pueblo y encontré un lugar maravilloso con muchos niños/as, adolescente y jóvenes. Capacité a 25 personas, quienes aprendieron sobre el programa PEPE y cómo implementarlo, mostrando el gran impacto espiritual que tiene en la vida de los niños/as, de los padres y de la iglesia.
Fui a para enseñar, pero al final fui yo la que más aprendió. Eso aconteció porque pude encontrar muchas personas interesadas y comprometidas en hacer el trabajo para darles a sus hijos un futuro mejor. Un pueblo sufrido, pero siempre con una gran sonrisa y muy receptivo.
Me di cuenta de las necesidades que tienen, siendo una de ellas el alto costo de los alimentos, ya que solo hay dos medios de transporte (avión y barco). Pidamos a Dios que les proporcione medios para transportar los alimentos por carretera.
Agradezco a la Denominación Bautista Colombiana por organizar el transporte aéreo de Bogotá a Puerto Inírida.
Cuento con sus oraciones para que podamos iniciar un PEPE y dar una nueva esperanza a esos niños/as piapocos, porque eso es lo que hacemos en el PEPE: ¡llevamos esperanza al corazón de los niños/as, donde sea que estén!
Adalci de Avila Angulo
Coordinadora Nacional PEPE Colombia
Edición de textos – Carmen Lígia
Traducido por: Sara Jane Rodrigues