Durante 21 años, el PEPE Internacional ha compartido alegría, esperanza y transformación. Durante 21 años hemos cruzado fronteras para ayudar a miles de niños/as que viven desnutridos, rechazados, sufridos, sin perspectivas de futuro y sin encontrar esperanza en Cristo Jesús. Hay cientos de cristianos, miembros de las iglesias, que se convierten en misioneros/as educadores y atienden el desafiante llamado de Dios para alcanzar a los niños/as. ¿Por qué hacemos esto? Porque somos amados por Dios, y por eso amamos a los niños/as.
¡Nosotros del PEPE Américas somos parte de esta historia! Los primeros PEPE’s se fundaron en 2002 en Perú y Paraguay, en 2005 llegamos a Bolivia y Colombia, en 2006 a Ecuador, en 2010 inauguramos el PEPE en la isla dominicana, en 2011 fuimos a Argentina y Chile, en 2014 llegamos a El Salvador, México, Nicaragua y Guatemala, en 2015 Dios abrió las puertas de Venezuela y Panamá, y en 2017 entramos a Honduras. Hay 15 países con el Programa PEPE, conectando iglesias con niños/as y sus familias, una gran victoria. Pero el desafío sigue siendo grande porque todavía quedan muchos otros países por alcanzar.
Hoy, nuestros primeros niños/as crecieron y se han convertido en abogados, atletas, maestros, educadores, empresarios, músicos, médicos, enfermeras, pastores, misioneros, madres y padres cristianos que están enseñando a sus hijos e hijas el camino que deben seguir. Por eso, cada año, Dios envía nuevos niños/as para ser amados, cuidados, valorados, enseñados y protegidos, ¡porque de esta manera cumplimos el orden de Dios y continuamos salvando generaciones en nuestra América!
Todo niño/a latinoamericano tiene la oportunidad de florecer como la palmera cuando tiene sus raíces establecidas en Dios aun en la infancia, para llegar a la vejez produciendo muchos frutos verdes y llenos de vida. Esta es la verdad del PEPE, comprobada en el Salmo 92:12-14 «… florecen como palmas y crecen como los cedros del Líbano. Porque están plantados en la casa del Señor; florecen en los atrios de nuestro Dios. Aun en la vejez darán fruto; siempre estarán verdes y llenos de vida».
Algunos de los testimonios que recibimos son «¡El PEPE ha cambiado mi familia!»; «¡El PEPE ha cambiado mi iglesia!»; «¡El PEPE me ha cambiado el corazón!»; «¡En el PEPE conocí a Jesús!». Como coordinadora continental, estos testimonios me inspiran, no necesito nada más, ¡pues eso es la razón del PEPE existir!
Feliz cumpleaños a todos los que hicieron y hacen que el PEPE llegue cada año a más de 18 mil niños/as: a nuestra Junta de Misiones Mundiales, que es el apoyo integral del PEPE; a los hermanos y hermanas de las iglesias de Brasil y del mundo que nos apoyan con sus oraciones y ofrendas; a todos los pastores que han transformado sus iglesias al aceptar este desafío misionero; a todo misionero/a educador/a que está en primera línea; a cada miembro del equipo que trabaja duro en la coordinación, ¡esta es fiesta de ustedes también!
Carmen Lígia
Coordinadora continental PEPE Américas
Traducido por: Vládia Maria Silva Soares