“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz”.Isaías 9,6
Qué maravillosa promesa que leemos en el libro de Isaías. Una promesa que se ha cumplido y que todos los hombres deben conocer. El período navideño recuerda el mensaje de Dios que se despojó de su gloria, se convirtió en un niño – el Dios niño – y vino al mundo para traer paz a los hombres de buena voluntad.
El niño Dios rescata el valor y el reconocimiento de los pequeños entre nosotros. Jesús nos dice: “El que reciba en mi nombre a uno de estos niños, a mí me recibe” (Mateo 18,5). Recibir un niño, por tanto, es recibir a Jesús. Esto cambia nuestra visión del niño y nos desafía, aún más, a amar, valorar, proteger, cuidar y nutrir como alguien digno y muy importante para Dios, porque si no hacemos esto, robaremos lo que Dios le ha puesto, lo más preciado: un corazón dependiente del Padre.
Esto nos llama la atención sobre el hecho de que Jesús, también vino por los más pequeños. Jesús fue enviado por Dios para evangelizar a los pobres, los necesitados, los ciegos, los cautivos, los dependientes de corazón abierto para escuchar su mensaje. Él no ve límite de edad, pero ve la condición de un corazón sincero y dispuesto que comprende las cosas del Reino.
El mensaje de Navidad es inclusivo, aporta dignidad y valor a todos los niños y toda la humanidad.
Les agradecemos por permanecer con nosotros durante todo el año 2020, un año lleno de muchos desafíos. Sus oraciones y contribuciones han marcado la diferencia para la continuación de este ministerio que bendice a muchos niños en el mundo.
Los niños, junto con todo el equipo del PEPE, agradecen y desean a todos, ¡una Navidad bendita y un Año Nuevo lleno de la presencia y la paz de Jesús!
Mis. Terezinha Candieiro
Coordinadora General del PEPE Internacional