A lo largo de los años, todo padre y madre quiere ver a sus hijos e hijas cumplir sus sueños, sus metas, porque siempre quieren lo mejor para ellos, ¡y alabamos a Dios porque en el PEPE tenemos el privilegio de ayudar en este proceso!
Comparto con ustedes lo que hizo nuestro Dios en la vida de Antonella Soria, quien fue parte de la historia del primer PEPE que abrimos en la provincia de Los Ríos, ciudad de Babahoyo, en Ecuador.
Cuando tenía cuatro años, sus padres la inscribieron para formar parte del PEPE. Era una niña muy delgada, con una hermosa sonrisa, tímida, pero muy inteligente. Fue precisamente en el PEPE donde aprendió a orar, escuchó las primeras historias bíblicas, aprendió a contar, conoció sus primeras letras formando palabras y dio los primeros pasos para hacer uso de sus habilidades.
Tuve el privilegio de ser su primera misionera-educadora. Su madre conocía a Jesucristo, pero fue en el PEPE que su padre aceptó a Jesucristo como Salvador y pronto toda la familia ya era parte de la iglesia que se estaba formando en esta ciudad.
Hoy compartimos una de sus metas cumplidas, ya que pasó el tiempo y la niña creció, fue a la escuela, luego a la universidad donde estudió Diseño Gráfico y el 3 de agosto de este año fue su graduación. Sus padres estaban felices y orgullosos y yo estaba muy emocionada. Tuve la oportunidad de decir algunas palabras y mi mente me llevó a los primeros pasos de Antonella en el PEPE. Me siento feliz, muy honrada y bendecida de ser parte de la historia de vida de esta pepita.
Han pasado más de 15 años y ahora Antonella tiene 20 años, es una joven que ama a Dios y es obediente a Su Palabra y siempre muy servicial con todos los que la rodean. Oremos para que ella continúe siendo fiel a Dios.
Angélica Marcillo de Vera
Coordinadora del PEPE Ecuador
Traducido por: Nadia Naiara Veras Araújo