«Al ver a la gente, sintió compasión de ellos, porque estaban cansados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor.» Mateo 9:36
Ha sido un desafío encontrar dentro de las iglesias personas que tengan la visión que nuestro Señor Jesucristo tuvo: ver a las personas y sentir compasión por ellas. Nuestro país, México, fue fuertemente influenciado por la ideología de género; lo que ha llevado a nuestros líderes a legislar en favor de esa ideología tan peligrosa para los niños y niñas. Hoy, nuestros niños y niñas tienen la bendición de, incluso en la parte más remota del país, tener una escuela que ofrece educación preescolar de forma gratuita. Sin embargo, al mismo tiempo, han sido colocadas como presa fácil al enemigo en virtud de una educación basada en la ideología de género y otras filosofías humanas que están lejos de los principios fundamentales de las Escrituras.
Debido a esta situación, rogamos que el pueblo de Dios se una en un fervoroso clamor por estas nuevas generaciones de mexicanos. Que nuestro Dios levante dentro de su iglesia hombres y mujeres con un corazón compasivo para con los niños y niñas; y que tengan la visión de acercarlos al amor de Dios y estar dispuestos a dar sus vidas por la niñez de nuestro país.
Dios ha sido bueno para nosotros al guiarnos para ministrar una iglesia en el área central de nuestro país, colocándonos en un punto estratégico para la promoción del PEPE. Dios mostró su bondad al permitirnos iniciar una unidad en Oaxaca y en Morelos y pronto una en el Estado de México. Estos PEPEs han sido una luz en medio de las dificultades, ya que ofrecemos a través de esas unidades un cuidado integral para los niños y niñas. Damos gracias a nuestro Dios por los Misioneros Educadores que se comprometieron a servir sabiendo que lo que hacen no es en vano, sino que tendrán una bella recompensa: el amor de los niños y niñas que asisten día tras día.
Nuestro clamor es el mismo de nuestro Señor Jesucristo, que motivó a sus discípulos a «rogar para que Dios mandara trabajadores para su cosecha», deseamos ver la infancia de México alcanzada por Cristo, nuevas generaciones impactadas por su amor y un país transformado por la gracia transformadora de nuestro Dios.
Bertha Salgado