La pandemia ha cambiado la escena mundial en sus diversos contextos. El confinamiento que apunta a contener la ola de transmisión comunitaria ha cambiado la rutina y ha afectado especialmente a las áreas menos favorecidas. Los cambios ya afectan dramáticamente a la población debido al debilitamiento de la economía, especialmente en un contexto en el que se basa en actividades de subsistencia. Además, las instalaciones de atención médica se han derrumbado con el creciente número de personas infectadas.
Esta imagen de necesidad y hambre que vemos en varias partes del mundo nos recuerda el episodio de la multiplicación de panes y pescados que leemos en los Evangelios. Frente a una multitud hambrienta, Jesús dijo a sus discípulos: «Dales algo de comer». Sin embargo, al igual que hoy, la pregunta crucial fue ¿qué tenemos para darles de comer? En ese momento, simplemente tenían cinco panes y dos peces, una pequeña cantidad frente a una multitud tan grande. La realidad no ha sido diferente para las iglesias aquí en África frente a la creciente necesidad de la población. Por lo tanto, nos hemos estado preguntando qué podemos hacer para ayudar a las familias asistidas por el PEPE, especialmente en unidades que están en zonas necesitadas y que carecen de recursos económicos y estructurales. La pregunta es cómo podemos ser una Iglesia relevante frente a las circunstancias que enfrentamos hoy.
Aquí en África las iglesias han enfrentado la batalla contra COVID-19 con gran coraje. Han hecho todo lo posible para satisfacer las necesidades de las comunidades pobres. Podemos destacar el trabajo de las Iglesias en Sierra Leona, Mozambique y Cabo Verde que han movilizado a sus miembros para proporcionar alimentos a las familias del PEPE. En Sudáfrica, las unidades se han puesto en contacto con ONGs para proporcionar alimentos a los niños/as. En Malí y Senegal, las iglesias se han movilizado para hacer máscaras que componen el kit de protección contra COVID-19 que se ofrece a los alumnos. La asistencia alimentaria y el apoyo espiritual son acciones que han marcado la diferencia en este momento de crisis. El desafío de la iglesia es enorme, pero las súplicas hechas al Señor por su ayuda han sido constantes. Oramos por la provisión diaria y para que el Reino de Dios se establezca a través de Cristo Jesús y el Dios Padre para ser glorificado en esta situación desafiante.
Ricardo Santos
Coordinación Continental África