Kachumeh es una aldea sencilla del interior de Gambia y tiene un promedio de 1000 habitantes. La clínica más cercana está en una aldea un poco más organizada llamada Sanyang. Exactamente en este pequeño pueblo fue donde implantamos nuestra primera unidad del PEPE en Gambia, PEPE «Yacarr» que quiere decir esperanza en una de las lenguas locales.
Cuando los niños/as de la aldea están enfermos, muchas veces no son llevados al médico porque se queda distante y los padres no tienen como pagar el pasaje. Esa realidad complica la salud y el desarrollo de los niños/as, ya que no son acompañados por un médico.
Un día, me quedé enferma y necesitaba ir al proyecto SOS donde conocí a un médico cristiano llamado Dr. Adelardo. Al hablar con él sobre la realidad de nuestros niños y niñas del PEPE en Kachumeh e invitarlo a ir a nuestra Unidad el sábado para hacer un chequeo en los niños/as, él aceptó rápidamente la invitación.
Conversamos con los padres de los niños/as para traerlos para ser examinados por el médico en un sábado por la mañana. Las madres prontamente concordaron. Recibiendo la noticia, con alegría, trajeron no sólo a los niños/as del PEPE, sino también a sus hermanitos menores.
Y así el Dr. Adelardo pasó la mañana examinando a los niños/as. Él hizo muchos elogios, diciendo que nuestros niños/as son visiblemente cuidados, felices y sanos, muy diferentes de otros niños/as que él atiende en el proyecto en el que actúa y en otras aldeas.
Después de examinar a los niños/as, el Dr. Adelardo todavía tuvo un momento de conversación con los padres para concientizarlos sobre la importancia de cuidar la salud de sus hijos, instruyéndolos a buscar al médico cuando sus niños/as estén enfermos. Los padres quedaron muy agradecidos por la ida del médico hasta la aldea, ya que muchos no logran llevar con frecuencia a sus hijos para hacer controles de rutina.
Me alegra que otras personas perciban que el PEPE ha cumplido su papel de cuidado integral del niño/a y de su familia, haciendo la diferencia en la comunidad donde estamos insertados.
Muchas veces con pequeñas actitudes, como una invitación, son suficientes para señalar el amor del Padre donde estamos. A través del PEPE no solamente a los niños/as, pero sus familias también tienen la oportunidad de conocer ese amor y así encuentran esperanza para sus vidas.