Ir a la escuela sigue siendo un sueño difícil de cumplir para muchos niños y niñas africanos/as. En promedio, uno de cada cinco niños/as en edad de asistir a la escuela primaria no está en la escuela y, según UNICEF y la Comisión de la Unión Africana, una gran cantidad de niños/as ingresan a la escuela primaria sin haber asistido a la educación infantil. En 2019 había 20 millones, es decir, el 56% de los niños/as no tenía acceso a la educación inicial.
África es un continente joven y ha hecho progresos considerables en términos de educación básica. Sin embargo, persisten las disparidades entre y dentro de los países. Algunos grupos de niños/as enfrentan más dificultades para garantizar su derecho a la educación, como los que viven en zonas desfavorecidas, los que tienen discapacidades, los que se desplazan, junto con sus familias y, en particular, las niñas.
Ante este escenario, el PEPE ha llevado esperanza a miles de niños/as a lo largo de sus 21 años de actividad en el continente. Para muchos, ir a la escuela era un sueño inalcanzable, pero se ha convertido en una realidad en muchas ciudades, pueblos y aldeas de África. En alianza con la iglesia local, es posible ofrecer educación de calidad a los niños/as que alguna vez fueron excluidos, brindando así una oportunidad para cambiar la vida de los niños/as, las familias y, en consecuencia, la comunidad donde viven.
El analfabetismo en el país es una barrera para la escolarización infantil, especialmente para los grupos marginados. El ser humano es un ser social y, en África, esta afirmación se percibe y se vive con gran intensidad. Por eso, el PEPE no solo trabaja con los niños/as, sino también con sus familias a través del PEPE-VAI, un programa de visitas y apoyo a las familias de los niños/as atendidos por el proyecto. En estas visitas, la iglesia local se convierte en luz en el testimonio práctico, dando todo el apoyo posible a las familias. Acciones como la asistencia médica, la asistencia espiritual (consejería, discipulado, bautizos) y la asistencia social forman parte de la práctica del PEPE en diferentes contextos.
La transformación en la vida de los niños/as se puede ver a través de su desarrollo cognitivo y emocional, pero no solo en estas áreas, también es posible ver su crecimiento espiritual, ¡un proceso de descubrimientos y experiencias que los educadores tienen el privilegio de presenciar! Los niños/as están abiertos a creer en Dios y recibir a Jesús en sus corazones. Vemos en cada niño/a un ciudadano salvado en Jesucristo.
Sí, el PEPE ha brindado a cada niño/a beneficiario la oportunidad de soñar con un futuro mejor, brindándole una educación de calidad y la esperanza de una vida digna, señalándole el camino a la vida eterna.
José Ricardo Nascimento
Coordinador Continental de PEPE África
Traducido por: Nadia Naiara Veras Araújo